Nada más llegar a Lesedi reuniones con gente con la que la relación no era exactamente cordial… pero bien, la verdad que esperaba que fuera peor.
A la hora de comer había dos míseros sándwiches, que por otro lado me
supieron muy ricos, no sé si porque tenía mucha hambre o porque realmente estaban
buenos. Supongo que un poco de las dos cosas, no eran tan malos y que tenía
hambre.
La alimentación en Lesedi deja bastante que desear. Después
de trabajar, como a las 19h de la tarde, puedes ir a la garita de seguridad del
campamento (donde vive la gente), y recoger una bolsa de comida. Incluye la cena
de ese día, y el desayuno y la comida del día siguiente, además de una lata de
refresco y ½ litro de agua. El mayor problema que veo en esta organización es
que la gente que vive en “zulos” no tiene nevera para conservar la comida.
Los zulos son habitaciones con una cama, una mesa, una silla
y un armario. Varias habitaciones comparten un edificio prefabricado de baños y
duchas. Así que o conoces a alguien con "casita" que te preste espacio en su
nevera, o te arriesgas a que la comida se ponga mala.
La "casita" es un prefabricado con una cocina-comedor común y una habitación a cada lado (con su aseo particular).
En la bolsa de comida suele ir el desayuno (que
está claramente identificado), y luego dos comidas: una más ligera que otra.
Los españoles consideramos la comida ligera como la cena, y la otra como la
comida; pero los locales lo consideran al contrario.
Por la tarde el trabajo discurrió con normalidad, salvo los ratos de organizar el viaje a las cataratas Victoria. ¡Viaje, viaje! :D
Era el cumpleaños de uno de mi equipo, y dijeron de quedar en su "casita" a tomar algo a la hora de cenar. Quedaron como a las 21h. Yo tenía mucha hambre (eran sobre las 19h), así que cené. Tocaron una especie de burritos con pollo, lechuga y mayonesa. No estaban muy allá, pero llenaban un poco.
Estaba leyendo tranquilamente esperando la hora de ir al cumpleaños, cuando vino a verme otro compañero. Le había llamado para dejar la comida del día siguiente en su nevera pero como aún estaba trabajando cuando le llamé, le dije que se pasara por mi zulo cuando subiera al campamento. Y se pasó y me trajo una cerveza fresquita, ¡qué majo! Estuvimos charrando un rato hasta que nos fuimos al cumpleaños.
Estaba leyendo tranquilamente esperando la hora de ir al cumpleaños, cuando vino a verme otro compañero. Le había llamado para dejar la comida del día siguiente en su nevera pero como aún estaba trabajando cuando le llamé, le dije que se pasara por mi zulo cuando subiera al campamento. Y se pasó y me trajo una cerveza fresquita, ¡qué majo! Estuvimos charrando un rato hasta que nos fuimos al cumpleaños.
Éramos muchos para el pequeño espacio común de las "casitas", pero estuvo divertido, contando tonterías y comiendo jamón que aún quedaba del que se habían traído de España :D
Después a dormir relativamente pronto. Madrugar es lo que tiene, que te entra sueño pronto. El caso es que me acosté pero estaba incómoda, no me dolían propiamente los ovarios pero tampoco me relajaba para dormirme. Como no me dormía al final estuve chateando con varios amigos y leyendo de nuevo. Al rato volví a intentar dormirme.
A mitad de noche ya sí me dolía. Di vueltas y más vueltas, me encontraba fatal y no me dormía. Pasé una mala noche, un horror.
A la mañana siguiente tenía poca energía y trabajar se me hacía un mundo. Un compañero me vio con mala cara y me ofreció un Ibuprofeno. Subió y todo al campamento a buscarlo. Una hora después de tomármelo empezó a hacer efecto y pasé el resto de la mañana mejor. ¡Uf!, menos mal.
Para comer ese día había macarrones con jamón y champiñones. Hubieran estado mejor recién hechos, de un día para otro estaban algo pastosos, pero con hambre todo entra bien jeje. Comí con los compañeros que me habían guardado la comida en su nevera.
Me llamaron para atender a una subcontrata. Le habíamos guardado su comida (los burritos) en la oficina, así que bajé a dársela. Uno de ellos se encontraba mal, así que les llevé a una "casita" a que se hiciera una sopa (otra cosa no podía comer). El caso es que eso me entretuvo y cuando se puso a llover fuerte (yo había subido al campamento andando) ya no había nadie para bajarme con él (la mayoría sube y baja en coche aunque sean 2 minutos). Me esperé a que acabaran de comer los de la subcontrata para bajarme con ellos. Y así lo hicimos, pero me dejaron relativamente "lejos" de mi oficina (no se conocen la planta) y tuve que pasar un charco que no sabía lo profundo que era hasta que lo pisé. Me mojé hasta mitad de pierna, o sea, todos los zapatos por dentro también.
Iba mojada, por los hombros, la cabeza y los pies. Tenía frío, pero me puse la chaqueta que tenía en la oficina. Cuando paró de llover me planteé subir al campamento, cambiarme y quedarme a trabajar desde allí (también hay conexión, vamos con nuestro modem-USB detrás), pero me lo pensé un poco y se volvió a poner a llover. ¡Me estaba pasando de todo en este viaje!
Con la descripción de la comida entenderéis porque me habían dicho que el kit para ir a Lesedi era agua y galletas. Bueno, también me dijeron azúcar y café, pero yo no bebo café. Te dan la comida justa, así que vienen bien las galletas si te entra hambre. Líquido también dan poco: 1/2 litro de agua, un refresco (33 cc) y un zumo (200 ml).
Esa noche me dormí enseguida y descansé. Lo necesitaba.
Me llamaron para atender a una subcontrata. Le habíamos guardado su comida (los burritos) en la oficina, así que bajé a dársela. Uno de ellos se encontraba mal, así que les llevé a una "casita" a que se hiciera una sopa (otra cosa no podía comer). El caso es que eso me entretuvo y cuando se puso a llover fuerte (yo había subido al campamento andando) ya no había nadie para bajarme con él (la mayoría sube y baja en coche aunque sean 2 minutos). Me esperé a que acabaran de comer los de la subcontrata para bajarme con ellos. Y así lo hicimos, pero me dejaron relativamente "lejos" de mi oficina (no se conocen la planta) y tuve que pasar un charco que no sabía lo profundo que era hasta que lo pisé. Me mojé hasta mitad de pierna, o sea, todos los zapatos por dentro también.
Iba mojada, por los hombros, la cabeza y los pies. Tenía frío, pero me puse la chaqueta que tenía en la oficina. Cuando paró de llover me planteé subir al campamento, cambiarme y quedarme a trabajar desde allí (también hay conexión, vamos con nuestro modem-USB detrás), pero me lo pensé un poco y se volvió a poner a llover. ¡Me estaba pasando de todo en este viaje!
Después de trabajar no me reuní en casa de nadie, ni siquiera pregunté si iban a hacer algo. Estaba cansada y tenía sueño. Recogí mi bolsa de comida, me comí la cena (ensalada con algo de pasta y baicon), leí un rato y en seguida a dormir.
Esa noche me dormí enseguida y descansé. Lo necesitaba.
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