viernes, 23 de mayo de 2014

Estado de excepción

Este miércoles se suponía que el cliente iba a firmar la aceptación de la obra... pero no lo hizo. El jueves tenían montada la celebración en la planta, pero amanecimos con la noticia de que no había habido acuerdo y todos nos quedamos descolocados, sin saber muy bien qué hacer.
Ese día no teníamos pensado trabajar, ibamos a pasar el día con los juegos y la barbacoa que habían preparado. Pero al no haber acuerdo estaba feo celebrar nada.

La obra no había pedido comida para ese día y tuvo que pedir en el último momento. Al final nos ofrecieron ir a la barbacoa pero no fuimos, de hecho ya habíamos comido. El cliente y los bancos, en general los de "arriba" que habían venido al evento, disfrutaron lo preparado igualmente.

Hoy de nuevo no teníamos muy claro que hacer. Obra nos había prohibido tocar nada el día anterior, pero hoy ha asumido que seguimos en las condiciones de hace una semana y que podemos hacer pruebas y enseñar a los de mantenimiento siempre que no paremos (o disminuyamos) la producción, para demostrar que la planta produce a pleno rendimiento y está en condiciones de ser aceptada.

Mi departamento pensaba tomarse el viernes libre, porque el jueves era la celebración y ya poco queda por hacer. Pero con el ambiente como está todos hemos venido a trabajar, y de hecho hemos estado haciendo cosas.

No está bien que no se llegué a un acuerdo, pero en el fondo me gusta la situación. Es una situación rara, novedosa, ¡y yo la estoy viviendo y aprendiendo! jajaja. Hay que tomarse las cosas de manera positiva ¿no?

Hoy la obra se ha puesto dura y amenaza al cliente con parar de producir (y por tanto de cobrar la energía vendida) si no se llega a un acuerdo. Estamos esperando a ver si la desconectamos o no. Si estalla la guerra o no. ¡¡Qué emoción!!

lunes, 12 de mayo de 2014

19 días

Ayer por fin descansé. Parece que no pero se agradece.

Llevaba 19 días seguidos trabajando, incluidos festivos y fines de semana. Que además coincidierón varios festivos en estas semanas (2 festivos, 3 sábados y 2 domingos es el balance final).

Estamos en la recta final del proyecto, hay que acabarlo todo- Lo querían todo entregado el viernes... y estuvo casi todo. Luego el sábado un poquito más, y el domingo todo lo de una de las obras. De la otra faltan un par de informes. Pero hemos ido a piñón fijo para conseguirlo.

La gente se fue el día 30, así que sólo estábamos mi compañero y yo. "Hola compañera" me dice por las mañanas, y yo le contesto igual. Me recuerda a los rojos o los bolcheviques pero me gusta :)

Como el viernes entregamos todos los informes (al menos los que se pudieron), el domingo sólo quedaba una prueba de campo y mi compañero me dijo que no era necesario que fuera a ayudarle. Le he estado ayudando en campo estas últimas semanas, hasta que me tuve que quedar en la oficina recluida para hacer los informes sin descanso.

El primer fin de semana trabajado lo llevé bien, y la semana siguiente también. Pero después de dos fines de semana tuve bajón, el cuerpo necesitaba descansar y empezaba a notarlo. Además con el estrés, la última semana estábamos todos irascibles y poco amables. Pero luego te acostumbras y casi que puedes seguir trabajando todos los días... Casi. Después de descansar ayer reconozco que me vino bien y es necesario. Además al haber entregado todo, la presión ha disminuido. 
Yo le daría mañana el día libre a mi compañero (que sí trabajó el domingo), y se lo he dicho, pero no se lo va a coger. Aún tenemos que seguir trabajando, nos han pedido muchas modificaciones. Eso sí, el fin de semana le toca descansar sí o sí... y espero que a mí también.

La frase del jefe de construcción es "retirarse y reconvertirse". Quiriendo decir que hay que abandonar la obra y cambiar de sector. Ya lleva tiempo diciéndolo, y al final va a tener razón. ¡Uf! Los finales de obra son agotadores y estresantes.

sábado, 3 de mayo de 2014

Cape Town / Ciudad del Cabo (3/3)

Al día siguiente ya sabía de qué iba la cosa, así que me duché, desayuné y me fui a pasear al paseo marítimo. Esta vez no me quedé cerca esperando que se despertaran y me avisaran. Empecé a andar sin preocuparme mucho del tiempo, y pasé por varias zonas del paseo. Cuando ya se ensanchaba y hay una amplia zona de césped, vi aterrizar a dos tándem de parapente. La ciudad ofrece diferentes actividades de aventura de ese tipo. Salen desde la Cabeza de León (que es como llaman a una montaña que divide la ciudad) y aterrizan a la orilla, en el paseo. Me dieron ganas de apuntarme, pero no había tiempo.
A esa altura del paseo me di la vuelta para volver, porque había andado un buen rato y la vuelta me iba a costar lo mismo. No quería estar excesivamente lejos del apartamento cuando me avisaran. Cuando me quedaba poco para llegar me avisaron de nuevo por whatsapp, así que lo calculé perfecto.

Ese día el plan era ir a recorrer la península dónde se encuentra el cabo de Buena Esperanza. Así que cogimos el coche, pusimos el GPS y para allá. Por el camino fuimos viendo pueblecios pesqueros bonitos, y en uno de ellos paramos a desayunar. Eran las 11:00 de la mañana, así que nos preguntaron si queríamos desayunar o comer. Era una hora un poco rara: tarde para desayunar pero algo pronto para comer. Desayunamos, yo peras confitadas con yogur, muesli y semillas de calabaza. Estaba muy bueno, pero me pusieron mucha cantidad… que por supuesto no sobró jajaja.


Luego paramos en la playa de los pingüinos, pero había que pagar para entrar a la playa. Así que paseamos por la zona y vimos un montón de pingüinos, pero no en la playa como tal.



Seguimos ruta y llegamos al parque natural del cabo de Buena Esperanza (Cape of Good Hope) había cola de coche y había que pagar entrada. No nos hizo mucha ilusión lo de pagar. Yo suelo ser agarrada, pero no dije nada, sin embargo mis compañeros se quejaron bastante jejeje. La verdad es que mereció la pena entrar, pero lo de que un parque natural (en teoría público) sea pagando ya es otra cuestión. Si vale para conservarlo pues bien está, porque no tengo muy claro que con acceso libre la gente lo cuidara, o el gobierno pusiera los medios para conservarlo.

Una vez dentro recorrimos bastantes km en coche hasta llegar a los parkings habilitados para acceder al Cape Point y al Cape of Good Hope. Primero fuimos a Cape Point, que me gustó más. Había una caminata hasta llegar al faro que lo corona, y luego otra caminata hasta llegar a la punta. Pero las vistas muy bonitas, y caminar un poco nos hizo bien. Eso sí, hacía mucho aire y a veces parecía que quería tirarte.


Siento las fotos torcidas. Cosas de Blogger :(

Como siempre salimos tarde, siempre nos pilla la hora de comer en la primera parada. Así que comimos un poco más abajo del faro, donde había un restaurante y tiendas de souvenirs, y luego bajamos a coger el coche y movernos al otro cabo. Se puede ir andando por un sendero mucho más bucólico, pero no teníamos tiempo de hacer senderismo. Aparcamos en el otro parking y subimos casi corriendo porque a las 18h cerraba el parque y ya pasaban de las 16h. Al final nos dio tiempo de sobra. Llegamos al punto más alto, nos hicimos las fotos correspondientes y bajamos. Salíamos del parque como a las 17h.


El camino de vuelta lo hicimos por el otro lado de la península, para ver el anochecer. Como conduje yo pues no lo pude disfrutar del todo, estaba pendiente de la carretera. Pero hubo momentos con vistas bonitas. Justo, justo la puesta de sol nos pilló donde no se veía (la carretera se metió hacia el interior), cosas que pasan. Al poco de ponerse, cuando todavía había luz y tonos morados en el horizonte, paré en un mirador para disfrutar un poco yo también.


Y vuelta para casa, con una carretera estrecha de montaña, como muchas curvas, con 5 vidas a mi cargo… ¡Uf! Estaba deseando llegar, iba un poco estresada. Cuando llegamos se prepararon para ir a cenar y de fiesta otra vez. Yo como no hablaban ya mucho conmigo, no tenía excesiva hambre y no pensaba irme de fiesta con ellos (me aburro), pues decidí quedarme en casa.
Tuve suerte y el casero nos trajo algo de comida, sin ningún motivo aparente más que su hospitalidad. Yo pensaba ir a un supermercado a comprar cualquier cosa, o comerme manzanas que llevaban y pan de molde del desayuno. Pero entro todo, aunque no comí mucho, cené bien. Eso sí, lo que trajo el casero picaba. Aquí les gusta mucho que la comida pique, pero a mí no especialmente, aunque ya empiezo a acostumbrarme jejeje.

Al día siguiente me levanté, me duché y desayuné como siempre, me hice la maleta y la bajé al coche. Luego me fui a pasear y les envié un mensaje de que me recogieran por el centro cuando fueran a desayunar.
Primero pensé en pillar un taxi al centro, pero luego dije de ir paseando y cuando me cansará pillar un taxi, y al final recorrí todo el paseo andando, pasé por el estadio de fútbol, llegué al centro, pasé por la “plaza del mercado” (por llamarla de alguna manera), y por The Company’s Garden (que me gustó mucho). Lástima que aún era pronto para algunas tiendas, y además era festivo. Pero aún pude disfrutar de mercadillo callejero por el centro. The Company´s Garden es una zona con la catedral (no pude entrar), algunos edificios oficiales, unos jardines botánicos con ardillas a las que puedes dar de comer (entre otros animales), y algunos museos (que no tuve tiempo de ver).




Estando por los jardines me llamarón y acudí a donde estaban (desayunando de nuevo en Lola’s). Cogimos el coche y en la primera gasolinera del camino de vuelta nos encontramos con el otro coche. Repartimos a las personas y ¡ale! ¡carretera y manta!


El camino de vuelta (unas 10 horas) se hizo largo y cansado. Por suerte mis compañeros se organizaron para que yo no tuviera que conducir. Como el paisaje era el mismo ya no me pareció tan bonito. Además al final era de noche y muchos ratos iba con los ojos cerrados. Por fin, como a las 22h30, llegué a casa. 

jueves, 1 de mayo de 2014

Cape Town / Ciudad del Cabo (2/3)

Al día siguiente, como mis compañeros de viaje se habían acostado tarde, se levantaron tarde también. Yo que suelo levantarme pronto, desayuné de lo que había en la casa y me fui a ver el mar, que sabía que estaba cerca. 
El paseo marítimo no es gran cosa, y las playas son de rocas, no para bañarse… pero la gente paseando y corriendo lo hacen muy agradable. 




Al rato me volvía ya para el apartamento, para no alejarme demasiado, cuando me enviaron un whatsapp mis compañeros de que ya estaban despiertos y en 15 minutos listos para salir. En realidad tardaron más de 15 minutos y tuve que esperarlos una vez de vuelta.

Decidimos ir al centro a desayunar, y luego a subir a la Table Mountain (una montaña a los pies de la cual está la ciudad). Decidimos por votación si cogíamos el coche o el autobús turístico. Al final cogimos el autobús. Lo bueno del autobús es que te van contando historias de los sitios por los que pasas a través de unos auriculares (en español si querías). Lo malo es que se va parando a recoger gente y era muy lento. En el centro nos bajamos y desayunamos en Lola’s, un local que me gustó por decoración, ambiente y comida. Muy recomendable. 


Con el estómago lleno todos estábamos de mejor humor, y cogimos de nuevo el bus para ir a la montaña. 
Para subir a Table Mountain hay básicamente dos opciones: o bien subir andando y son unas 2h de caminata de montaña empinada; o bien coges el funicular. Nosotros optamos por la segunda opción, había pocas ganas de sudar y sobretodo poco tiempo si te has levantado tarde. No encontramos demasiada cola para subir, esperábamos bastante más, así que algo positivo :)
Del teleférico me gustó que fuera rodando para que todos los presente (tiene capacidad para 65 personas) pudieran ver todas las vistas. 


Una vez arriba las vistas muy bonitas, y además había fauna por la zona: lagartos y aves sobre todo.




Como era la hora de comer, y para no perder mucho tiempo, comimos allí. En teoría te cogías la comida tú mismo (self-service) y pagabas, pero aún así fue más lento de lo esperado. 
Por fin bajamos, y cogimos de nuevo el bus para acabar la ruta. Nos paramos en la zona de playas, concretamente en Camps Beach. Y al poco de llegar se metieron en un bar a tomar una cerveza. A mí que me gusta mojarme los pies allá donde hay mar, río o similar, les dije que ahora volvía.


Me mojé los pies, el agua estaba fría, y al poco fui donde estaban. Me pedí un zumo y me lo tomé con ellos. Pero luego se pidieron otra cosa y yo me aburría. Así que les dije que me iba a la playa. Y me fui, y me paseé la playa, y me subí a una roca, y estuve un rato oyendo el mar y admirando las vistas. 

 

Y volví a pasearme la playa. Y regresé al bar y me dijeron que les habían dicho que las puestas de sol ahí eran muy bonitas, que se iban a esperar. Pero no a esperar en la playa, sino en el bar. Yo me volví a la playa, estuve hablando por teléfono con un amigo, y viendo la puesta de sol desde la arena, con el ruido de las olas de fondo, y con la tranquilidad de que hubiera poca gente alrededor y no la música estridente del bar.


Por fin nos movimos, ya no pasaba el autobús turístico porque era tarde, así que volvimos en taxi al apartamento. Nos arreglamos y quedamos para cenar con más gente. Esta vez tocó sushi. Estaba bueno. 
Después de cenar se iban todos de fiesta, pero basándome en mi humor y la noche anterior, pedí que me dejaran en el piso y me fui a dormir. Parece ser que ellos estuvieron de fiesta hasta las 3h o las 4h, y acabaron en el mismo sitio de la noche anterior.