lunes, 9 de marzo de 2015

Mirando en el baúl de los recuerdos

Los que han seguido este blog desde el principio saben que me mudé a París con la intención de irme a vivir allí por tiempo indefinido. Me fui con dos maletas, y como podréis imaginar no me cabían todas mis posesiones en dos maletas. En un segundo viaje me llevé una tercera, pero tampoco caben todas mis posesiones en tres maletas. Lo que hice fue guardar las cosas que no iba a llevarme en cajas y llevarlas al pueblo.

Realmente fue un proceso largo y doloroso de varios intentos de seleccionar lo que quería guardar, lo que tenía que tirar y lo que me iba a llevar. 
Lo que me iba a llevar estaba limitado por el espacio en las maletas y lo que iba a tirar estaba limitado por mí (no puedo tirar cosas que podrían servir, ni cosas que me recuerdan algo… vamos, me cuesta tirar casi cualquier cosa jejeje).

Luego resultó que el tiempo indefinido en París duró sólo 7 meses, pero eso no lo sabía antes de irme. Después estuve otros 6 meses entre Madrid y Bloemfontein, así que seguía siendo nómada y mis cosas debían caber en 2 ó 3 maletas.
Ahora llevo un tiempo en Valencia, un tiempo que no sé cuánto va a durar. Al principio seguí con mis maletas, puesto que las probabilidades de encontrar trabajo fuera de Valencia son más altas que las de encontrarlo dentro. Pero ¿y si no encuentro trabajo?... entonces vivo en Valencia. Y las probabilidades de no encontrar trabajo por desgracia son altas.

Llevo más de cuatro meses en Valencia y he ido echando de menos cosas que sé que tengo, pero que no tengo a mano. Por un lado no quiero deshacer las cajas guardadas para tener que volver a hacerlas. Por otro lado no sé cuánto tiempo viviré aquí y el pueblo tampoco está tan lejos.

El caso es que este fin de semana he ido y he abierto las cajas guardadas. No hace tanto tiempo que las hice, pero me ha entrado añoranza de tiempos pasados. Sobre todo del triatlón y la natación.  Fue una buena época.

Seguro que pensaréis que puedo volver a apuntarme, y de hecho podría, pero ni sería lo mismo ni tengo tantas ganas de hacerlo. 
En primer lugar la gente del club ya no es la misma, en segundo lugar mi situación tampoco es la misma, y en tercer lugar las competiciones también han cambiado.
Lo de que la gente no sería la misma no es realmente un problema. Tampoco conocía a la gente la primera vez que me apunté y resultaron (la mayoría de ellos) geniales :D Todo es volverlo a intentar. Claro que “mis clubes” eran los de la universidad, la edad de la gente de esos clubes más o menos se mantiene, y yo cada vez soy más sabía. Cada vez tengo menos en común con ellos. Igual no haríamos tan buenas migas como la primera vez, pero ¡todo es probar!

A día de hoy el triatlón me parece un deporte caro, y yo estoy en paro, con lo que no me parece lo más adecuado. Cierto que ya no tendría que comprarme bicicleta ni neopreno, pero las competiciones también son caras (mínimo 20 € por prueba). No me apetece hacer ese gasto sólo por capricho. Perfectamente puedo hacer deporte y mantenerme en forma sin necesidad de participar en competiciones o pertenecer a un club.

Además, las competiciones ahora están más masificadas y hay más competencia. Realmente hace años que no compito y no puedo hablar con conocimiento de causa. Pero me da la sensación que el ambiente de compañerismo, apoyo y jovialidad se ha perdido un poco. Ahora es más un ambiente de competición con gente bien equipada. Ni pensar en participar con tu bañador del Decathlon y las mallas por debajo, te compras un tritraje. Todo el mundo va super equipado (lo que implica más gasto de dinero, claro).

Nadar también hace tiempo que no nado, y me gustaría, pero es otra cosa que implica desembolso. Quizás soy un poco exagerada con el dinero, quizás el no saber cuándo voy a volver a ingresar algo justifica que lo sea.

En fin, que me entró morriña. Pero vistas mis reflexiones por ahora lo dejaré pasar. Quizás algún día vuelva a coger mi bici de competición y salga a rodar. Allí está en el pueblo, solita y triste.

lunes, 2 de marzo de 2015

Carnavales de Ruzafa (Valencia)

Todos los años por el barrio de Ruzafa hacen un pasacalle por carnaval. Este año lo hicieron el 21 de febrero, que ya era cuaresma, pero como el anterior sábado era San Valentín y Carnaval, supongo que no les apeteció hacerlo coincidir.

Yo esto lo conozco hace algunos años, pero la verdad es que todavía no había ido a verlo. El caso es que un compañero de curso salía en el pasacalles porque pertenece a una murga (los Lunáticos, por si alguien quiere curiosear) y nos había estado haciendo propaganda en clase. La propaganda básicamente consistía en verlo ilusionado con la actuación.

Habíamos quedado los del curso que iríamos a verle. Bueno, habíamos quedado como se queda hoy en día, que consiste en comentarlo sólo y no concretar nada y que al final no apareciera nadie salvo yo. Por suerte se lo dije a una amiga que me acompañó al evento. Siempre es más entretenido hacer las cosas en compañía, aunque hay que acostumbrarse a hacerlas solo si quieres hacerlas. Luego más tarde llegó otro compañero del curso.

Al principio el pasacalles era como muy de barrio. Vamos como si me disfrazo yo y mis vecinos con lo que encontramos por casa o nos compramos cuatro detalles. Luego venían algunas murgas que iban conjuntadas. La de mi conocido la mejor de todas. La más animada y la mejor vestida. Al que llegó tarde le hizo ilusión ver al compañero, a mí menos, lo reconozco jejeje.

Después el pasacalles se transformaba en un desfile donde la mayoría de comparsas eran de Latinoamérica: de Bolivia y Perú concretamente, aunque había representación de casi todos los países. El caso es que para mí, que nunca la había visto, no me quedó claro si iban disfrazados o con el traje regional. Algunas claramente iban más de regional, pero otras era como una mezcla entre traje regional y disfraz de carnavales (de los de Río o Tenerife que no sabes de qué van disfrazados pero tienen muchos brillos y cosas así).

Eso las mujeres, porque los hombres iban vestidos de algo incalificable. Tenían cierto aire maya o azteca o inca o algo así, pero también con muchos brillos y colgantitos. No sé, una mezcla rara.

Estuvimos un rato viéndolo y me pareció curioso que hicieran que el propio pasacalles se cruzara a sí mismo. Paraban un sentido y avanzaba el otro, y así sucesivamente. Como no iban muy deprisa y no eran muchos, no se ocasionaba mucho bloqueo y quedaba gracioso lo de que se cruzaran. Además de que podías verlos dos veces si estabas como yo cerca del cruce.


En general me gustó la experiencia. Al año que viene repetiré para fijarme más en los trajes jejeje. Y ahora que ya os he contado todo os dejo las fotos para que os hagáis una idea:





Perdón por las fotos movidas, ¡pero es que no se estaban quietos! :)