Me levanté como cualquier otro día. Me duché como cualquier
otro día. Desayuné como cualquier otro día. Pero a la hora de cargar el coche e
irme a trabajar, tardé un poco más de tiempo, tenía más macutos que llevar.
Llevaba el bolso y el portátil como todos los días, y además la mochila con
ropa para tres días y la bolsa con agua, galletas y taza que me habían
recomendado coger. ¿Por qué este cambio?, porque me iba a la obra de Lesedi
unos días.
Estamos poniendo en marcha dos obras: Letsatsi (que
significa sol) a unos 40 km de Bloemfontein, y Lesedi (que significa luz,
también utilizado como nombre de mujer) a unos 25 km de Postmanburg.
Habitualmente voy a la obra de Letsatsi, pero de vez en cuando visito la de
Lesedi. Por unas cosas u otras, sólo había estado en Lesedi 2 días, y me habían
llevado y traído en coche. Esta vez era la primera que iba por mis medios (sin
GPS).
Al principio iba admirando el paisaje, comparándolo con La Mancha por sus extensiones amplias de campos de cultivo, con la zona montañosa del pueblo donde nació mi padre en las colinas con matorrales bajos,...
Al principio iba admirando el paisaje, comparándolo con La Mancha por sus extensiones amplias de campos de cultivo, con la zona montañosa del pueblo donde nació mi padre en las colinas con matorrales bajos,...
El camino no es difícil (N1-N8-R31) pero iba algo inquieta.
El trayecto son unas 4h así que aunque en principio me planteé no parar, luego
decidí parar en Kimberley tomar un café y recargar el móvil (había estado
dándome problemas el fin de semana y quizás me había quedado sin saldo). Hice
bien, porque al ir al servicio vi que había manchado, así que además de
recargar el móvil compré compresas (no llevaba suficientes para 3 días). En Kimberley no callejeé mucho y salí por donde había entrado
(para no perderme).
De vuelta a la carretera, camiones y más camiones. Aquí los
camiones son más largos de lo normal, casi todos tienen como un remolque que
los amplía, con lo que adelantarlos supone más tiempo. Imagina una carretera
secundaria en España (pero más recta, con pocas curvas) con camiones cada poco
tiempo. Supone estar mucho tiempo estresado con los adelantamientos.
Lo peor los convoys de ancho especial. Hay un buen trozo del
camino donde la carretera no tiene arcenes y está deshecha por los lados.
Adelantar a un camión que ocupa más de un carril es cuanto menos inquietante.
Tuve que adelantar varios así, con miedo de salirme de la calzada. ¿Qué hubiera
pasado? Un coche delante de mí se salió y simplemente levantó piedras, pero
llevaba un todo terreno. ¿Y si me salgo yo? ¿y si se me va el coche y no
simplemente hace ruido y levanta piedras? Me alegro de no haberlo averiguado.
En un tramo de la carretera hay gente que vende piedras.
Como te digo, piedras en bolsas de plástico. Es una zona donde no hay nada,
pero ponen sus refugios de plástico y venden piedras rodadas en bolsas
clasificadas por tamaños. Se supone que la gente las comprar para su jardín,
muchas son blancas, o cosas así. Supongo que las recogerán por allí mismo, pero
¿dónde viven? Porque no se ven casas cerca. Curiosa la vida de los vendedores
de piedras.
Creía que una vez pasados los vendedores de piedras me
quedaba poco camino, pero no era así. El terreno no es tan llano en esta zona,
hay pequeñas ondulaciones, y yo sabía que superada una de ellas se vería la
planta a lo lejos. Pero pasaba y pasaba colinas y nunca veía la planta. Empecé
a pensar que me había pasado la salida, pero no podía ser, había reconocido
algunas zonas del paisaje y no había pasado ningún desvío tras las vías del
tren desde entonces. Seguí y seguí esperando ver la planta a lo lejos. Un
compañero de trabajo me llamó y le dije que aún no había llegado, que me tenía
que quedar poco, pero que ¡no llegaba nunca! Al poco de colgar pasé una colina
y vi la planta… ¡por fin!
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