martes, 25 de noviembre de 2014

La biblioteca del barrio

Reconozco que me daba un poco de apuro ir por primera vez, ¡qué tontería!, pero es lo que tiene hacer algo por primera vez, que no sabes cómo va a ser.

La verdad es que me ha sorprendido, creía que la biblioteca de mi barrio sería menos transitada de lo que en realidad es. ¡Está genial que vaya gente! De hecho, ¡está genial que exista! Tienes un montón de libros que puedes leer, tienes DVD con películas, tienes cursos de idiomas que también puedes sacar, tienes revistas y periódicos del día (y de otros días), tienes un montón de mesas para sentarte, y lo que yo más uso ¡tienes internet gratis! Es cierto que a veces falla, y que al principio cuesta de configurar (no detecta la red automáticamente), pero ¿no es genial tener tantos servicios de uso público?

Aunque esperaba que acudiera menos gente, el número no es tal que no tengas espacio. Yo creo que hay mucha gente que no conoce ni su existencia ni su funcionamiento, y es una pena. Pero por otro lado está bien que no se masifique y siempre haya sitio disponible.

Vamos, cultura y ocio al alcance de todos y sin agobios. ¡Qué guay! Me gusta mi ciudad :)


jueves, 20 de noviembre de 2014

Entrenando

Entrenar con un equipo, con un entrenador, con un plan de entrenamiento, con gente que comparte tu aficción está muy bien, pero tiene sus consecuencias.

Está bien seguir un plan para no dormirse y para no hacer siempre lo mismo sin progresar. Pero seguir un plan significa también esforzarse. 
El lunes fue el primer día que hicimos ejercicios de fuerza: sentadillas, triceps, biceps... 
¿La consecuencia? Al día siguiente agujetas, sobretodo en los glúteos. Aún así conseguí volver a entrenar y acabar dignamente el entrenamiento del martes. Pero el miércoles me levanté que me dolían las agujetas aún más, cada vez que me sentaba, me levantaba o cambiaba de posición en general, me dolía tanto que lo hacía despacio, pensando cada paso. Realmente me sentí muy mayor :(

De hecho me recordé a mi padre, que pobrecito tiene la cadera desgastada, le duele y no puede caminar. Él por un motivo y yo por otro, pero hacemos movimientos similares cada vez que nos levantamos o sentamos. Nos movemos despacio, nos ayudamos apoyando las manos donde podemos, y vamos diciendo "uy,ay,uy" al movernos. Muy triste.

Hoy ya empiezo a mejorar, a mí se me pasará enseguida, a mi padre no. Pobrecito, él tiene que seguir viviendo en esas condiciones. Muchos ánimos desde aquí.

En fin, que entrenar es divertido y estimulante... pero a veces tiene consecuencias negativas. A partir de ahora casi todos los lunes tendremos ejercicios de fuerza. Espero tener menos agujetas la próxima vez, espero mejorar cada semana, porque pasar 2 días sin moverse no es alternativa jejeje.


viernes, 7 de noviembre de 2014

El Miguelete y +

Le estoy cogiendo el gusto al turisteo por Valencia.

El domingo quedamos unos compañeros de departamento y subimos al Miguelete (torre emblemática de Valencia). Se supone que soy una persona en forma, bueno lo supone el resto porque yo sé que llevo como año y medio sin hacer nada de nada. Bien, subir los 207 escalones (de altura superior a la estándar actual) de un tirón se mi hizo algo duro. Llegué con el pulso y la respiración aceleradas. ¡Uf! Luego te recuperas en seguida, pero me dio la impresión de estar en muy baja forma jejeje.

Estuvimos un buen rato allí arriba observando la ciudad e intentando descifrar edificios emblemáticos. Como era día de difuntos las campanas de la torre tocaron a muerto (o eso creo yo porque era un toque algo siniestro). Y luego, estábamos tranquilamente observando la enorme campana del centro cuando - ¡dong! – se pusó a tocar las horas. ¡Qué susto nos dio la primera campanada! Realmente suena fuerte estando allí al lado :)




Finalmente bajamos y nos dirigimos al Palacio del Marqués de Dos Aguas. Un palacio con una entrada en mármol anaranjado impresionante. Fuimos a la hora prevista para la visita guiada. Está muy bien que te cuenten cosas que no podrías adivinar simplemente viendo el edificio. Nos explicaron la historia de la familia y las utilidades de cada habitación. Está muy bonito el palacio. Me recordó a Versalles (salvando las distancias), lo cual coincide con el hecho de que Versalles era la referencia a seguir en aquella época (lo mejor de lo mejor y por tanto a imitar). 
Lo que no me explicaron en Versalles (o no lo recuerdo) es que los músicos estaban escondidos en la sala de baile, o sea, que estaban en otra sala que comunicaba para que se oyera la música pero a los que no podían ver ni ser vistos. ¿Estarían igual en Versalles? ¿o sólo tocaban músicos nobles allí?

Halloween

El sol empezó a ponerse y las sombras se alargaban y empezaban a surgir por entre los oscuros rincones. M se asomó por la ventana y vio corretear a pequeños brujos, zombis y vampiros. Era su día y había que aprovecharlo.

Se puso sus mejores galas, se pintó los ojos bien oscuros, los labios bien rojos y enseñó los colmillos bien blancos. Aún se notaba sobre el cuello el mordisco que la convirtió. Silvó a sus murciélagos y unos cuantos se unieron a ella. Ya se disponía a salir de casa cuando recibió varios mensajes de su amiga de cacería nocturna: iba a llegar tarde.

“El que espera desespera” dice un refrán y M tuvo que hacer esfuerzos para no morderse sus recién pintadas uñas negras. Finalmente cogió el batmóvil y recogió en la estación a su amiga que aún iba de incógnito. Salvo la noche de Halloween las vampiresas son discretas y disimulan su condición. Pero esa noche era suya y podían campar a sus anchas.

Tenían hambre así que probaron con un coreano que encontraron por el camino, cerca de donde dejaron el batmóvil. Mi amiga opinaba que había probado coreanos mejores, quizás no era coreano de pura sangre, pero no estuvo mal del todo. Una vez probada la sangre su amiga se transformó en lo que realmente es, una vampiresa de miedo.

Acabaron la noche en H un local oscuro y tenebroso lleno de extraños espíritus, algunos aterradores como los payasos, otros no tanto como las enfermeras sexys. Había mucho zombi en el local, y todos muy orgullosos de su profesión, porque iban vestidos aún de trabajo.


Bailaron con algunas posibles víctimas para tantear cuánta sangre quedaba en sus venas, pero visto que allí no había más que zombis se cansaron y se fueron a casa a meterse en el ataúd y descansar.