lunes, 9 de febrero de 2015

THAILAND DINNER FOR TRAVELLERS

Tres intrépidos viajeros se reúnen de nuevo después de casi 9 años. ¿Qué novedades tendrán que contarse? Al final ninguna, hablaron de los viejos tiempos.

— สวัสดี, วิธีการเกี่ยวกับคุณ?—(hola, ¿qué tal estás?)

El primer camarero que los atendió no era tailandés, lo que decepcionó bastante a uno de ellos. ¿Cómo supo que no lo era?... hablándole en tailandés, claro.

Querían pedir cerveza Chang, que era la que más bebían en sus días por Tailandia, pero no tenían. Otra desilusión más. Tuvieron que conformarse con la Singha. (Para los que no lo sepan, chang significa elefante y singha león).



La maître del lugar sí era tailandesa, lo que alegró a todos y ayudó a recordar su bajo nivel de tailandés a uno de ellos.

Dos nuevos viajeros, aunque no tan intrépidos como los primeros, se unieron al grupo. Pidieron la cena y lo primero en llegar fue la sopa. No picaba todo lo que era de esperar en una tom yam goong (no estoy segura del nombre jejeje), así que pidieron salsa picante para añadir.
Y esperaron.
Tomaron sopa porque tenían hambre y estaba buena, pero no llegaba nada más, ni la salsa picante ni el arroz para acompañarla.
Y esperaron.
Al final se acabaron la sopa y no había llegado ni el arroz blanco ni el picante. Bueno, el picante llegó a tiempo para los últimos sorbos. Aunque tampoco era la salsa picante que esperaban.



El servicio era malo. El restaurante se había llenado, todo el mundo tenía un montón de comida en la mesa, y a ellos no les traían nada más. Desesperante. Uno de ellos tuvo que enfadarse y ponerse firme para que les trajeran el resto de cosas que habían pedido.

Con todo ya servido, disfrutaron de lo que quedaba de cena recordando batallitas. Bueno, uno de ellos no recordaba buena parte de las batallas, así que se entristeció por su mala memoria. Es como si se hubiera perdido su propio viaje :’(


La comida estuvo buena y tenía sabor tailandés. Una vez finalizada el camarero fue a la mesa a disculparse, pero la propina igualmente fue escasa y las probabilidades de repetir en ese restaurante también.

lunes, 2 de febrero de 2015

TOLETUM II

Al día siguiente tocaba de nuevo visita guiada, esta vez a la mezquita del Cristo de la Luz. ¿Cómo puede una mezquita llamarse “del Cristo”? Pues porque el nombre de la mezquita no se sabe y luego se convirtió en una iglesia que acabó llamándose del Cristo de la Luz.


Como muchas cosas en Toledo, esta mezquita también tiene su leyenda. Leyenda de un caballo que se arrodilló en un lugar donde escavando apareció una luz eternamente encendida. ¿A qué soy genial haciendo resumenes? Jajaja.

La mezquita es pequeñita, pese a que en sus tiempos era una mezquita importante según nos contaron. Merece la pena la visita, sobre todo con guía para que te cuente la historia. Como muchos edificios que tienen muchos siglos de historia, es una mezcla de lo que le ha ido pasando a lo largo del tiempo.

Desde la mezquita fuimos a la puerta del Sol y la puerta de Alarcones para acabar en el Alcazar. Del Alcazar me sorprendieron los restos arqueológicos nada más entrar. De hecho crees que has entrado en el Alcazar pero sólo estás por debajo de la explanada al frente de la fachada imperial. Por suerte vimos un video explicativo de la evolución del Alcazar que nos ayudó a situarnos. Esperaba ver más del edificio, pero sus salas están adaptadas para albergar el museo militar. Al menos vi el patio interior y me hice una idea. Es un alcazar, una fortaleza más que un palacio, es bastante cuadrado y sin muchos adornos.


Para reponer fuerzas fuimos a Alfileritos, que se llama así por estar en la calle de los alfileritos, que es una calle donde hay una virgen a la que le echan alfileres por unos agujeritos. Se trata de ofrendas de las jóvenes toledanas a la virgen María solicitando su especial intervención para conseguir el novio adecuado :O

Comimos ciervo con salsa de setas, croquetas de boletus, tomate con albahaca y mozzarella y papas con mojo picón y alioli. Hummmm. Muy, muy bueno.


Para bajar la comida, nos fuimos por el paseo ecológico que discurre rodeando la ciudad y junto al río. Salimos del puente de Alcántara y llegamos más allá del puente de San Martín. Por supuesto con más historias y leyendas por el camino:

El ingeniero había cometido un error de cálculo y cuando quitaran los andamios el puente se iba a caer. La mujer a escondidas prendió fuego a los andamios… y el puente de hecho se cayó. Culparon al fuego y no a la mala construcción y simplemente lo hicieron de nuevo. Esta vez sin el error, claro. El arquitecto puso una estatua de la mujer en el arco principal en agradecimiento. (No sé qué excusa daría para poner la estatua, seguramente alguna virgen protectora, porque no iba a decir que era porque su mujer le había ayudado quemando el puente).

Y por la noche, como dios manda, a bailar. El caballero tuvo que convencer a la bella doncella con juegos malabares y danzas, porque esta última había cogido ya posición junto a la chimenea y era difícil hacerla mover. Como buenos cristianos fueron a la iglesia a celebrar la llegada del domingo. Imbuidos del misticismo del lugar acabaron de exploradores en misiones allen de los mares, rodeados de jóvenes gacelas y antílopes.


Último día: los pies acusan el cansancio y el alma la melancolía. Ya sólo queda entrar a la catedral primada. El domingo a partir de las 14h la catedral se abre para nosotros por ser súbditos de los reyes españoles. El caballero de brillante armadura nos deleitaba con explicaciones de la misa en cada recoveco, alargándose la visita más de una hora. Es bastante grande y tiene la sacristía (casi un museo), la tesorería (llena de japoneses) y el claustro como zonas adicionales para meditar.

Poco queda ya más que salir corriendo en pos del carruaje que devolverá a una bella dama a su castillo de origen.

domingo, 1 de febrero de 2015

TOLETUM I

Llegada triunfal a la puerta nueva de bisagra donde me esperaba una bella doncella. No recordaba que el casco viejo de Toledo estuviera todo empedrado, así que tra-ca-tá con la maleta cuesta arriba, y un airecito a unos 9°C acariciándome el rostro.

La bella doncella improvisó un ágape para retomar fuerzas, descansamos practicando lenguas de países vecinos y después salimos a conquistar Toledo.
Un típico patio toledano, la catedral, la plaza Zocodover, el Arco de la Sangre… ¿Sabíais porque se le llama arco de la sangre? Pues porque encima de ella pasaban la última noche los condenados a muerte.



Una cosa que les gustaba mucho a los toledanos, era coger piezas de edificios que iban a quitar para hacer los edificios nuevos. Hay un montón de trozos de la época de los visigodos, en los edificios árabes, y otro montón de trozos de edificios árabes en los edificios cristianos. Ahora lo llamamos reutilizar y sostenibilidad, aunque a los historiadores no les viene especialmente bien.

Después del agradable paseo de las damas por el casco antiguo, se aprovisionaron de viandas y regresaron al castillo. Al llegar, el caballero de brillante armadura ya estaba allí, pero cual fue la sorpresa de las damas que ya estaba cenado y acomodado. Había llegado con hambre y sabía que las damas no comen pasta al anochecer (son como Gremlins jajaja), por lo que no las esperó. ¡Vaya un caballero! :P


A la mañana siguiente, después de bien desayunados, estuvieron jugando a fitness en el salón del castillo. Las sirvientas animaban a los caballeros al grito de “que buena coordinación tienes”, o “si mueves los brazos quemarás más calorías” jijiji. Lamentablemente hubo un caballero que se lexionó un gemelo y tuvo que abandonar el juego :(

Felices y en forma, las bellas damas salimos a recorrer la ciudad y sus innumerables callejuelas. Como mujeres piadosas que somos (cualidad que no se pone en duda en una dama) visitamos primero el monasterio de San Juan de los Reyes, rezando una plegaria bajos las numerosas cadenas de su fachada que recuerdan a los esclavos cristianos liberados de los musulmanes. Después nos dirigimos a la sinagoga de Santa María la Blanca, donde nos pidieron limosna para los judíos y decidimos no entrar. Finalmente acabamos en la sinagoga del Tránsito, donde entramos por nuestra condición de damas del Disempleum (organización muy extendida por el país).


Volvimos cansadas al castillo y esta vez sí, el caballero nos preparó unos manjares con los que festejar la llegada del fin de semana. A la tarde teníamos una visita organizada, para ver una vieja casa árabe y los baños del Ángel. Se nos unió el caballero de brillante armadura, para protegernos a las damas y que no anduviéramos solas por la ciudad.


Teniendo en cuenta los agradables 8°C al aire libre, nos fuimos por la carretera del valle en compañía de una nueva bella dama y su joven escudero. Estuvimos admirando las vistas de la ciudad y comentando viejas batallas.


Una vez anochecido nos refugiamos en una taberna para recuperar el calor y seguir con las batallitas :D… acabando en un Embrujo y cenando con vino y buena comida (venado con reducción de Pedro Ximenez entre otras cosas).