Tres intrépidos viajeros se reúnen
de nuevo después de casi 9 años. ¿Qué novedades tendrán que contarse? Al final
ninguna, hablaron de los viejos tiempos.
— สวัสดี,
วิธีการเกี่ยวกับคุณ?—(hola,
¿qué tal estás?)
El primer camarero que los
atendió no era tailandés, lo que decepcionó bastante a uno de ellos. ¿Cómo supo
que no lo era?... hablándole en tailandés, claro.
Querían pedir cerveza Chang, que
era la que más bebían en sus días por Tailandia, pero no tenían. Otra
desilusión más. Tuvieron que conformarse con la Singha. (Para los que no lo sepan,
chang significa elefante y singha león).
La maître del lugar sí era
tailandesa, lo que alegró a todos y ayudó a recordar su bajo nivel de tailandés
a uno de ellos.
Dos nuevos viajeros, aunque no
tan intrépidos como los primeros, se unieron al grupo. Pidieron la cena y lo
primero en llegar fue la sopa. No picaba todo lo que era de esperar en una tom yam goong (no estoy
segura del nombre jejeje), así que pidieron salsa picante para añadir.
Y esperaron.
Tomaron sopa porque tenían hambre
y estaba buena, pero no llegaba nada más, ni la salsa picante ni el arroz para
acompañarla.
Y esperaron.
Al final se acabaron la sopa y no
había llegado ni el arroz blanco ni el picante. Bueno, el picante llegó a
tiempo para los últimos sorbos. Aunque tampoco era la salsa picante que esperaban.
El servicio era malo. El
restaurante se había llenado, todo el mundo tenía un montón de comida en la
mesa, y a ellos no les traían nada más. Desesperante. Uno de ellos tuvo que
enfadarse y ponerse firme para que les trajeran el resto de cosas que habían
pedido.
Con todo ya servido, disfrutaron
de lo que quedaba de cena recordando batallitas. Bueno, uno de ellos no
recordaba buena parte de las batallas, así que se entristeció por su mala
memoria. Es como si se hubiera perdido su propio viaje :’(
La comida estuvo buena y tenía sabor tailandés. Una vez finalizada el camarero fue a la mesa a disculparse, pero la propina igualmente fue escasa y las probabilidades de repetir en ese restaurante también.