Trabajar en una central nuclear
suena importante. Aunque lo primero que hace todo el mundo es hacerte bromas
relacionadas con Homero Simpson.
Dentro de la central nuclear hay
muchos puestos de trabajo, no todos tan emocionantes como pudiera parecer. Algunos
ni siquiera tienen acceso a la zona controlada (que viene a ser la zona con
cierto riesgo de radiación). Puedes ser barrendero, o trabajar en las oficinas
y no salir de allí más que para tomar café e ir a comer.
Aún así, en la parte no
controlada también puedes ver los transformadores, la zona de tratamiento de
agua y las instalaciones de refrigeración, que también son muy interesantes
desde el punto de vista ingenieril. Así que trabajar en una CN mola incluso si
sólo te dedicas a vaciar las papeleras del reclicado :P
Yo trabajaba diseñando
estructuras, principalmente andamios temporales de acceso de personas. Aunque
alguna estructura fija de acceso también cayó. No suena muy tecnológico, pero
tiene su parte positiva: te da acceso a todos y cada uno de los rincones de la
central, porque para tareas de mantenimiento de cualquiera de los departamentos
pueden necesitar un andamio.
La primera vez que entré en zona
controlada estaba un poco inquieta. Llevaba un dosímetro para controlar la
radiación que iba a recibir. ¿Sería mucha? ¿cómo me afectaría la que recibiera?
¿será peligroso?
Luego aprendes que no, que no es
peligroso. Que sí, que vas a recibir dosis, pero que van a ser muy pequeñas y que
no te van a afectar en nada. Aunque el hecho de que el dosímetro pite de vez en
cuando pone nervioso. Te acostumbras y aprendes a ignorarlo, pero pone nervioso
jeje.
Lo que más destacaría de haber
trabajado en la central es la gente. Tuve suerte y me tocó un grupo de trabajo
fantástico. La mitad del equipo éramos nuevos, temporales contratados sólo para
el periodo de recarga de combustible (donde las tareas de mantenimiento se multiplican).
Lo primero que me agradó fue que
se preocuparan de enseñarme la primera semana lo que tenía que hacer y cómo hacerlo.
En ninguna otra empresa se habían tomado tal molestia, cosa que a mí me parece
básica cuando empiezas en un nuevo trabajo, pero la gente nunca tiene tiempo
para eso (o eso les parece a ellos). La segunda semana empezó el caos y ya
tuvimos que improvisar y aprender sobre la marcha como es lo habitual.
Otra cosa que me gustó es que
congenié muy bien con mi jefe directo. Yo le entendía y él estaba contento con
que le entendiera. Y no sólo con mi jefe, la mayoría de gente era cooperativa y
accesible… además de simpática y divertida en los descansos. Me reí mucho en
los descansos. Un ambiente de trabajo agradable te hace el trabajo más
agradable, y si trabajas a gusto trabajas mejor.